Una mañana de sol y brisa en Madrid, después de una noche calurosa, madrugo para ver el amanecer desde la terraza. Hoy el viento sabe diferente. Hoy la brisa anticipa el adiós del verano. Dejé el Mediterráneo almeriense para volver a mi mar de tejados rojos, a este Madrid de rugidos y malos humos en el que vivo. Casi me había olvidado cómo era despertarse en esta ciudad, cómo era de bella la luz del primer abrir y cerrar de ojos del sol.
Tan solo necesito cinco minutos para reconocerme en este escenario, entonces empieza la función, del día a día, esto que llaman realidad. Leo los periódicos y ¡zas! aquí está el señor de las nieves, el queridísimo pontífice que ya viene a Madrid a repartir hostias. Y me encuentro con este artículo en el El País que habla de los beneficios del merchandising del Papa. Leer esto:
"... la de la cara del Papa. Es la más divertida. La dependienta, que ha tenido una mañana movidita, ofrece los dulces a las visitantes. Son las benedipastas, cuadraditos de galleta que se pegan al paladar y que decoran los escaparates de la cadena de pastelerías del Horno de San Onofre. Hay tres tipos: una con la bandera vaticana, otra con el logotipo de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) y la que arrasa, con el rostro y busto de Ratzinger bajo una fina capa de gelatina. Cada pasta, del tamaño aproximado de una foto de carné, cuesta 1,50 euros. Hay también piruletas de pasta con el logotipo oficial por 1,75 y 2,50 euros. Son un buen acompañamiento (algo empalagoso) para tomar el té y están muy solicitadas estos días. Pero, por lo visto, al pontífice no le harían ninguna gracia si se las encontrara"
Las benedipastas... el careto del señor Benedicto bañado en gelatina... de verdad, esto de la crisis me parece fascinante no solo agudiza el ingenio sino que lleva a rajatabla esto de 'el que no corre vuela'.
Hoy abro la librería, A Punto (Pelayo, 60), y esto pensando en poner en el escaparate un cartel que diga: "Aquí se reparten hostias, con sabor a incienso y mirra" o quizá me vaya al Horno de san Onofre a comprar las benedipastas y le de una a cada persona que compre un libro... O simplemente me lleve una doce de pastitas y las moje en el café de las doce.
Feliz día!!
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