En el corazón de la cocina china
En el siglo X, bajo la dominación de la dinastía Sung, los viajeros que recorrían el Camino Real solían hacer parada y fonda en los salones de té para descansar y reponer fuerzas. En aquellos lugares se ofrecía a los aventureros una sencillísima y enérgica cocina basada en varios platillos con diversos guisos que se envolvían en unas obleas llamadas wonton. Cada viajero cogía una de esas obleas y envolvía en ellas lo que más le apetecía. Cada bocadito se acompañaba con té, generalmente con unos té aromáticos y potentes de sabor como el Pu Erh.
La imagen de estos primitivos ágapes me trae a la memoria las tortillas mexicanas. Sin embargo, aquel picoteo de viajeros fue evolucionando hasta convertirse en lo que hoy es uno de los bocados más maravillosos y energéticos de la cocina China, los llamados 'dim sum' o empanadillas chinas.
Viaje a dónde viaje, por cualquier lugar del fascinante continente, hay puestos callejeros en los que se están elaborando los 'dim sum' a pie de calle. También en cualquier restaurante, las cartas sugieren mil maneras de degustar esos caprichosos bocaditos.
Puede que me hayan venido a la cabeza los 'dim sum' por estas Olimpiadas que estamos viviendo. Porque en estos días hemos oído y leído varias noticias sobre la alimentación que se les está dando a los atletas. La cocina china es milenaria, nutritiva, equilibrada y sabrosísima. Sin embargo, los miles de cocineros, que han sido contratados para alimentar a los deportistas, están poniendo en práctica sus conocimientos de cocina internacional, o elaborando las tradicionales recetas chinas con guiños de fusión. Para que los paladares del mundo no sufran con guisos desconocidos.
En cualquier caso, pienso que, cuando se viaja hay que probar los platos típicos de cada país. Y en China, la cocina es una verdadera delicia y los 'dim sum', un ingenioso bocado para sibaritas.
Recuerdo que en Shangai me llamó la atención que en una de las calles más comerciales de la ciudad había una gran cola de gente esperando. Me quedé mirando, sin saber muy bien qué era lo que ocurría, hasta que un chico me dijo: "¿Te gustan los 'dim sum'?". Y yo le contesté que era adicta. Así que me invitó a probar los de ese chiringuito callejero que "son los mejores de este barrio", me dijo. No sé si lo eran o no, pero desde luego tengo un recuerdo fascinante.
El 'dim sum' es un bocado cantonés que, traducido a nuestro idioma, significa 'tocando el corazón'. Suelen rellenarlo de carne, verduras, mariscos e incluso de frutas. Lo habitual es comerlos por las mañanas (momento para el que la masa de la oblea es más gorda para que, según dicen, de más energía) y por las tardes. Pero, lo cierto es que tanto en Pekín como en Shangai es habitual encontrarse a los chinos comiéndolos a cualquier hora del día.
Se elaboran de dos maneras: al vapor, con las maravillosas ollas de bambú (es el cachivache de cocina más saludable que se puede tener en casa), o a la plancha. Además, hoy en día, la tradición sigue mandando, y las bolitas se comen con palillos, se mojan en salsa de soja y se acompañan con té.
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