martes, 23 de diciembre de 2008

La verdad sobre el caso navideño



Una familia de siete miembros se sienta en una mesa. La matriarca encabeza la ceremonia. Frente a ellos, en el corazón de la tabla, reposa un orondo pavo patas arriba, bandejas de salmón marinado, boles con caviar iraní, una fuente con toda suerte productos del mar (no faltan los langostinos), patés de oca y panes de diversa índole.

El momento menos esperado, alguien ha conseguido que los siete miembros guarden silencio. En la sala, un arco iris de intermitentes luces relagan una bella imagen de los rostros de los comensales. Al fondo de la sala, se adivina la silueta de un Papa Noel, vestido con su traje de Coca-Cola,rompe el silencio la matriarca, "espero que lo sepáis valorar"
Alguien se sonríe tenuemente y otro de los invitados se las ingenia para comentar "¿Dos días? Entonces nos permitiremos diez minutos para acabar con todo este festín".
Dicho y hecho. Los siete miembros que están sentados a la mesa devoran entre risas y voces inconexas los platos navideños. "Te dije que no enseñaras a los niños el sabor de los mariscos", dice uno de los comensales mirando ojiplático el plato rebosante de langostinos del más pequeño de los asistentes, "¿no ves que luego tocamos a menos?"
Corre el cava por las copas, algunos incluso se atreven a beber cola o refrescos de naranja. Al cabo de unos minutos no hay más rastro de pavo que los huesos sobre los platos... Los comensales se reclinan hacia atrás, se echan las manos sobre sus tripas y apuntan "¡Vaya empacho!"
La matriarca obliga a sacar los platos, copas y bandejas de la mesa y reclama que el más hábil de los invitados comience a cortar el turrón. "¿No hay de chocolate?", preguntan, "Estos mendrugos no hay quien se los coma", añaden...
Los siete miembros que se han sentado a la mesa ocupan ahora los sofás de la sala. Apenas se comenta nada. Un señor de frac negro sale de la televisión con su sonrisa blanquecita, copa en mano y garganta apretujada en una bien anudada corbata para gritar "Y ahora, el artista revelación de este año... "




Suena una música espantosa. Alguien comenta "joder, todos los años estos programas de mierda" Cambian de canal y aparece otro clon al que se le ocurre la ingeniosa frase de "Feliz Navidad y en tiempos de crisis... ¡buena cara!" "La cara... la de cera de este tío", apunta otro de los siete miembros que se habían sentado a la mesa...
Son las doce. Algunos han decidido irse a la cama y otros están fregando los platos de la cena.
"¿Lo que ha sobrado lo guardamos para comida de mañana?", preguntan desde la cocina. "Sí", responde la matriarca a lo que añade, "No sé cómo sois capaces de hablar de comida..."

Pronto el arco iris de luces deja de parpadear. Al Papa Noel vestido de Coca-Cola no lo salva de su horca ni los Reyes Magos. El señor de la televisión se ha esfumado. Silencio. Alguien ronca más de lo debido. Cierro los ojos... no vaya a ser que lo de la magia navideña exista de verdad... Quizá mañana tenga un regalito en mi calcetín, quién sabe. Una siempre pone el calcetín en la ventana por eso del "si acaso o el por si acaso o el quizá"...


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