Sabemos de las cocinas del 'Nuevo Mundo': cada vez más conocemos las excelencias de la peruana; de los punzantes y deliciosos guisos mexicanos, de las carnes argentinas... pero ¿qué ocurre con las cocinas de otros puntos de Sudamérica? |
Ayer viaje al
Paralelo Cero. Emprendí un trayecto que partió del centro de Madrid y
concluyó en el barrio de Salamanca, en la calle Villanueva. Un lugar de nieve,
minimalista, funcional y bellísimo, con su barra junto a la entrada
acristalada, con la cocina a la vista, con una sala de mesitas junto a un patio
de luces de aspecto japonés.
Con
la oferta de restaurantes que hay en Madrid acudes a uno entre tantos porque
alguien te ha contado que “hay un sitio nuevo que se come muy bien, que es
ecuatoriano, con una cocina diferente”... ¡tentador!
Mesa para dos, un día
cualquiera.
Los
camareros revolotean por la salsa. Te preguntan lo mismo varias veces: primero
un joven, luego una joven, luego otro joven, hasta que uno pronuncia la pregunta mágica: “¿quieren tomar un aperitivo?” ¡claro!
Primera
cerveza y la carta de vinos en la mano. Sinceramente, la selección es
fantástica. Tienen una bodega cuidada y a precios razonables. Entre mis referencias preferidas vi que tenían El Regajal 2008, Pétalos del
Bierzo 2008, Dominio Romano DRD, Pintia 2007 ... Pero nos animamos a un Borgoña
pinot noir. Solo tienen dos referencias –y los dos pinot noir- y una, ante la ignorancia
de vinos de otros mundos –parte de los nuestros, hay que decirlo todo-
pregunta: ¿Qué diferencia hay entre uno y otro?. Respuesta: “que son de bodegas
diferentes”. Estuve apunto de levantar el cartel de ‘Perplejidad’ pero opté por
numerar cada vino y echarlo a suertes, me quedé con el primero. Me lo sirvieron
en copa borgoña que a mi parecer no le pegaba mucho, pero no estaba mal y desde
luego fue una agradable compañía para la comida que ahora os cuento.
Después
del vino, llegó la carta de comida. Me encanta los lugares que me cuentan cosas
que no conozco: ¿qué es una Guatita? Y ¿unos Llapingachos?... Pregunté, claro, y una amable camarera
me explica que los llapingachos es una torta de patata con queso y que ellos le
añaden ibérico, huevo, salsa de maní y truza... ¡toma! ¡vaya bomba! Luego vimos
cómo servían en otra mesa y podía ser algo interesante, pero esto lo dejamos
para otra visita.
Así
fue nuestro menú:
Comenzamos
con una croquetas de gallo de corral y coco. Más que croqueta son unas bolas de
carne desmenuzada de gallo verdaderamente deliciosas. Un bocado especiado que
deja un postgusto dulce, regalo de ese toque mesurado del coco.
Seguimos
con unos langostinos con almidón de yuca. Las piezas de langostino eran
generosas, tan grandes como insípidas. El rebozado de yuca una originalidad
pero, para mi gusto, nada acertada. El plato venía acompañado de una salsa de
maní -creo- verdaderamente deliciosa. Sin sorpresas ni gracia ninguna.
Nuestro
tercer y último plato fue la guatita. No nos podemos resistir a un guiso de
caños, ¡delicioso!
Factura
de 100 euros por dos personas.
Antes
de salir me encuentro con Michael Ruíz R. a quien conocí trabajando con mi buen
amigo Trifón (de la taberna El Fogón de Trifón. Madrid. Excepcional rincón de
tapeo y vino). Resulta que este Paralelo Cero, que recomiendo de corazón, es su
nuevo proyecto. Me encanta que alguien me enseñe algo nuevo en cocina y mucho más
descubrir lo que podría llamar ‘Alta Cocina Ecuatoriana’.
¡Felicidades!
Paralelo Cero: www.paralelocero.es
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