Prohibiciones. La historia de la cultura está repleta de prohibiciones y dichas prohibiciones traen consigo las ganas de pecar. Así somos.
Cuando a Janne Teller le pidieron escribir un libro para adolescentes su primera respuesta fue "de ninguna de las maneras"; Sin embargo, hubo algo que movió a esta escritora austriaco-germana y comenzó a escribir una historia sobre un niño que harto de la falsedad del mundo que le rodea decide subirse a un ciruelo. Lo tituló NADA y así comienza: "Nada importa. Hace mucho que lo sé. Así que no merece la pena hacer nada. Eso acabo de descubrirlo”
El libro de Janne fue prohibido en Estocolmo, una de las ciudades donde reside la escritora, y Europa no supo de él hasta que ¡tachan! llegaron los americanos, leyeron el libro y lo pusieron a la venta en EEUU. Nada comenzó a ser el libro más recomendado en los institutos americanos con el fin de que los adolescentes reflexionen sobre el sentido de la vida y las cosas importantes de la misma.
Ah!! EEUU manda, así que Europa se da cuenta que ese cuentito sobre un niño subido a un ciruelo tiene algo que contarnos al otro lado del mundo. Así llegó a España.
¡Divina prohibición!
Vi la entrevista que le hicieron a Janne Teller en Páginas2 (mi programa favorito) pero no me provocó las ganas de comprarlo. Lo hice con cierta inconsciencia en el aeropuerto de Barajas (Madrid). Nunca había llegado a un aeropuerto con tantas horas de antelación para coger un vuelo en esta ocasión a Bélgica, a un congreso. Las horas en un aeropuerto las consumo ojeando libros y revistas, ¡me encanta! Así entre ojear y hojear me encontré con Nada. Lo cogí: un librito blanco, una obra para adolescentes... y lo compré ¡por qué no!
El libro sobrevivió a mis días en Bélgica metido en mi maleta, sin abrir. Lo hice en el vuelo de regreso. Dos horas (más menos) de trayecto y con las nubes, entre las nubes, sobre las nubes, volaban las palabras de esta breve novela editada por Seix Barral.
Lenguaje sencillo, algunos diálogos forzadamente vulgares -es difícil mantener un lenguaje juvenil-, estructura teóricamente lineal pero... en esa aparente sencillez arranca una de las historias más espeluznantes que he leído este año. Devoré el libro, terminé la última página cuando el comandante del avión anunciaba "en diez minutos aterrizaremos en el aeropuerto de Barajas, abróchense los cinturones" ¡falta me hacía abrocharme el cinturón! la historia me cautivó, me atrapó en una maraña de pensamientos contradictorios, en una necesidad urgente de saber qué era lo realmente importante en mi vida... Aún me lo sigo cuestionando, pero el libro lo he regalado cuatro veces.
No te lo pierdas!
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