Acabo de recordar las cebollas rellenas que hacen como en ninguna parte en Asturias.
Pensar en cebollas me hace transladarme a los versos, a los que un día Miguel Hernández escribió e inmortalizó en su maravilloso poema:'Nana a la cebolla'; y entonces he recordado esa cantidad de alimentos que han sido los grandes héroes de las guerras, los que dieron de comer a tanta gente.
Comparto un genial poema con una extraordinaria voz, la de mi adorado Serrat.
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