Hace unos días hablábamos en una terracita de Malasaña, dejándonos abrasar por este raro sol de Otoño, sobre novelistas y poetas. ¿Qué es más complicado escribir un verso o dar forma a una novela? ¿Quién se puede sentir más escritor: un novelista o un poeta? Hay charlas que merecen una vida...
Meses atrás, antes de que llegara el verano, otra amiga querida, Yanet Acosta presentaba en A PUNTO su libro El Chef ha muerto (Ed. Amargord). Compré su libro (claro!!! los libros de los amigos hay que comprarlos) y me lo leí en el tiempo que duró un viaje a Asturias en autobús. Ayer Yanet me recordó que hace tanto que no nos vemos que ni siquiera le había dicho qué me había parecido su libro. Así que ahí va: conozco a Yanet desde hace años. Somos compañeras de profesión, amigas de barra, soñadoras a pie de plato, cómplices de noches largas. Sabía de su buen hacer como periodista gastronómica, como profesora de Universidad, pero aún no había degustado sus palabras como cuentista y novelista. Tengo que decir que El Chef ha muerto es un fantástico libro, bien estructurado, de personajes serenamente dibujados. Es una novela divertida, amena, que nos ayuda a desaparecer durante unas horas del lugar donde estemos, que nos invita a viajar a través de las palabras impresas. Un ser llamado Ven Cabreira al que acabas cogiendo cariño a la par que un cierto desprecio... ¡así es la vida!
Pero voy a añadir más sobre mi polifacética amiga: Carlos Salem me regaló un libro llamado La Vida es un Bar -cuentos de noche- Malasaña (Ed. Amargord) se trata de un librito de cuentos donde varios autores escriben sobre este barrio madrileño y lo que ocurre en sus barras canallas. Entre todos esos autores también está Yanet y tengo que decir que su cuento, Vainilla o Madera, además de salvajísimo, me parece buenísimo.
Así me quedo, con la dualidad: ¿Poeta o novelista-narrador? ¿Quién se puede sentir más escritor? ... Creo que me voy a abrir un vino.
Ah, por cierto, David presenta su poemario, bellísimo regalo para sus mayores padres, el próximo día 9 de noviembre en el Café Comercial de Madrid. Por la tarde, ya os diré hora. Estaré allí, claro, lagrimeando orgullo.
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